INTENTANDO MIRAR HACIA ADELANTE PERO...

Como un manojo de nervios, es de la manera que podría definirme, angustia mezclada con incertidumbre, y un dolor en el pecho hacia que mi respiración se acelerara conforme iba pasando la tarde y se iba acercando la hora que habíamos quedado, pero una cosa que si tenia clara en mi mente, terminar definitivamente con todo esto, que me causaba dolor y me cerraba las puertas a nuevas esperanzas e ilusiones.

Siempre he creído en que las cosas hay que superarlas, que si las dejas aun lado tarde o temprano sale a tu encuentro, por eso me defino como una mujer con las ideas claras, fuerte y resistente a las adversidades, que sabe afrontar las situaciones y seguir adelante, no me gusta dejar las cosas en el aire, mejor las tajo, y a otra cosa mariposa.

Abrí la puerta y ahí la tenía frente a mí, las piernas me temblaban, nos dimos un beso en la mejilla para saludarnos, y la invite a entrar. De nuevo su olor impregnaba cada milímetro de mi interior, tan cerca y a la vez tan lejos…

En ese momento las dos estábamos nerviosas, no sabíamos que decir, evitábamos mirarnos a los ojos, era una situación algo incómoda para las dos,  me volví a la cocina para terminar de preparar la cena y ella para romper el hielo quiso poner música y abrir el vino que traía.

En la cocina mi único pensamiento era el de querer besarla, abrazarla, necesitaba sentirla cerca de mi y lo único que recibía era distanciamiento, y eso era algo real, , asi que qise centrarme y que de nuevo volviera a mi mente la meta que me había marcado.

De repente me asuste al escuchar detrás de mi su voz que decía mi nombre, me volvi para escuchar que quería decirme, su brazo extendido, ofreciéndome una copa de vino, al mismo tiempo que decía:

-esta situación es incomoda, creo que nos conocemos muy bien para fingir que no está pasando nada.

 -tienes razón.

 -asi que contra antes hablemos, y dejemos claro lo que queremos decir, antes podremos disfrutar de la cena  ¿no crees?

-claro que lo creo, lo malo es que no se por donde empezar, dije yo.

-puedo empezar yo si quieres…

Asentí con mi cabeza, y temblando esperé lo que tenia que decirme.

-para mi has sido, eres, una persona muy importante, contigo he sentido cosas que ni siquiera sabía que existía, y me has hecho sentir como una reina, como jamás me he sentido, pero estoy casada, y no quiero hacerte daño.

-yo tampoco quiero sufrir más, he entendido que lo nuestro no puede ser, pero necesito cerrar esta puerta,  necesito saber que ya he agotado todo, necesito dejar de sentirte.

-me duele mucho todo esto, sé que te estoy perdiendo, sé que voy a perderte y me arrepentiré toda mi vida pero tú sabes mi situación.

- no la entiendo pero la  respeto, por eso creo que ya va siendo hora que cada una miremos hacia otro lado.

-en eso estamos de acuerdo, pero tenemos que vernos todos los días, soy tu jefa y trabajamos juntas, no es mejor ser amigas que enemigas?

- dame tiempo, por fa.

-vale, me alegro que estemos de acuerdo.

- se enfría la cena.

Después de la conversación, me sentí más tranquila y aliviada, y la cena fue muy agradable, hubo risas, hablamos de los cotilleos del trabajo, de su familia, de la mía y de Esther.  Me di cuenta que podíamos llegar a ser amigas, y que una vez murieran estos sentimientos todo sería más fácil, la cuestión es, ¿cómo los mato?

Después de recoger la mesa, quisimos tomarnos la última copa de vino en el sofá, ya se hacía tarde para ella, en su casa la esperaba el marido. No sé cómo paso, ni como fue, pero cuando me di cuenta estaba encima de ella besándola, sintiéndola, desabrochándola la camisa y acariciando sus pechos…

De repente el timbre de la puerta nos sobresalta, y me hizo volver a la realidad, me asusto por la hora que era , y abri la puerta, al otro lado Esther, que entraba de golpe gritándome…

-¡me tenías  preocupada donde coño tienes el móvil!

Mientras mi extodo, se abrochaba la camisa, y salía corriendo casi sin despedirse.